martes, 26 de junio de 2012

Comunicado de TER ante el golpe en Paraguay


¡Solidaridad con el pueblo paraguayo!

Desde la Tendencia Estudiantil Revolucionaria rechazamos el golpe de estado y nos solidarizamos con el pueblo paraguayo. El pasado 22 de junio se llevó a cabo un rapidísimo “juicio político”, que concluyó con la destitución del Presidente paraguayo Fernando Lugo. Este ha sido el primer presidente en 60 años que no es miembro del Partido Colorado, un partido de derecha que impulsó el “juicio” en conjunto con la oligarquía vinculada a los agronegocios y el imperialismo norteamericano, que correctamente ha sido catalogado como un “golpe de estado institucional”.

Los mismos que sostuvieron a la dictadura de Stroessner (1954-1989), y que hoy llevan adelante esta “dictadura institucional”, aprovecharon la crisis política que generó el conflicto en Curuguaty, en que fueron asesinados 11 campesinos que luchaban por el derecho a la tierra y 6 policías, para voltear a Lugo. En Paraguay la concentración de tierras es enorme: el 85% de las tierras está en manos del 2 % de la población.

El golpe se desarrolló en un contexto preparado tanto por la oligarquía sojera, a través de distintos medios de comunicación opositor, como por el imperialismo. Este último intenta instalar un gobierno aliado que le sirva estratégicamente como dique de contención a la creciente influencia de Brasil en la región. Al mismo tiempo, la política llevada adelante por Lugo encontró sus propios límites: llegó al poder como una alternativa al Partido Colorado, con apoyo popular y la promesa de una reforma agraria. Sin embargo, progresivamente fue dando una serie de concesiones a colorados y liberales para desarrollar un limitado proceso de reformas.

Desde TER queremos recalcar nuestro rechazo al golpe y nuestra solidaridad con el pueblo paraguayo. El pueblo es el único que puede enfrentar la avanzada de la derecha y el imperialismo norteamericano. Más allá de la solidaridad internacional de los sectores populares, la historia de nuestro continente demuestra que sólo en las calles se pueden derrotar a los proyectos antipopulares: depende de la lucha que este golpe no se transforme en una nueva Honduras.