lunes, 20 de febrero de 2012

Campamento de TER - Mendoza 2012

"Y si todos fuéramos capaces de unirnos, para que nuestros golpes fueran más sólidos y certeros (...) ¡qué grande sería el futuro, y qué cercano!" Che Guevara.

Acercamos a todos nuestra invitación al Campamento de la TER 2012. Se realizará en la provincia de Mendoza los días 6, 7 y8 de abril. En el siguiente link pueden encontrar el documento de convocatoria: http://es.scribd.com/doc/82121383/Convocatoria-2012

Todos aquellos que deseen participar se pueden comunicar a terargentina@gmail.com


jueves, 9 de febrero de 2012

Situación nacional 2012 y las tareas del movimiento estudiantil


Diez años después del 2001: la recomposición del régimen

Han pasado 10 años de la Rebelión popular del 2001, jornadas históricas en las que grandes sectores de la sociedad argentina salieron a la calle a tomar el futuro en sus manos, organizándose en asambleas barriales, generando practicas políticas distintas hasta las entonces vistas en la escena nacional (más novedosas aún tras la derrota de los años 70), y diciendo desde la práctica política concreta: ¡Que se Vayan todos!

Nosotros somos hijos de esa rebelión, de sus nuevas prácticas, pero sobre todo de las tareas pendientes que dejó y que aún siguen vigentes. La consigna  ¡Que se vayan todos! también tocaba a los partidos tradicionales de izquierda, y a su práctica sectaria que en muchos casos llevó a precipitar la disolución de varias asambleas, cayendo en formulas mágicas que no coincidían con el clima que imperaba en esos días. Lo posterior fue una lenta recomposición del régimen de dominación burgués , que con distintas recetas fue curando la hemorragia que significó el binomio 2001-2002, dejando en evidencia las limitaciones en las construcciones partidarias pero también en el movimiento piquetero, protagonista de aquellos años.

La estabilidad llegó en cuotas: la primera de ellas de la mano de Duhalde, marcando la cancha a cualquier tipo de desobediencia que pudiera venir desde el PJ  combinada con un decisivo disciplinamiento social dirigido a los sectores populares movilizados, acompañado finalmente  por  la política económica (devaluación por medio) de Roberto Lavagna , que desde su matriz cambiaria  y productiva encontrara continuidad en el periodo kirchnerista (nos podemos animar a decir que aun hoy continúan rasgos de ella). Será recién con la asunción de Néstor Kirchner, cuando la recomposición de la crisis orgánica podrá ser celebrada por amplios sectores de la clase dominante (desde la oligarquía terrateniente hasta la gran burguesía industrial). La inteligente política de Kirchner a partir del cruce de varios factores tales como la situación internacional que permitió un desarrollo económico sostenido (basado en un modelo extractivo cuya matriz no dista mucho del planteado por los modelos neoliberales) junto con una política cuyo principal caballito de batalla fueron los juicios a los genocidas de la última dictadura, logró cooptar a sectores  del movimiento piquetero, protagonistas de la resistencia en los 90, devenidos hoy en defensores a raja tabla del “modelo” nacional y popular, así como también,  a amplios sectores de la sociedad sensibilizados por esta causa. El apoyo popular se verá potenciado por la disputa mediática tramada contra un ex aliado como es Clarín, y el ya conocido “si no estás con nosotros le haces el juego a la derecha”. Claro esta que dentro de esa derecha no están ni Insfrán, ni Soria,  tampoco los Blaquier y los de Mendiguren.

Si la asunción en el 2003 estuvo marcada por el porcentaje de votos adquiridos en las elecciones presidenciales por Néstor Kirchner, llegando a un 21% y quedando por de bajo del mismísimo Menem, las últimas elecciones nos hablan de cómo estos años fueron capitalizados políticamente por los Kirchner, pudiendo construir una hegemonía difícil de cuestionar (un  54 % impensado un par de años atrás). No esta de más recordar que en las elecciones legislativas del 2009, tras el conflicto por la resolución 125 con las patronales rurales, el gobierno de Néstor y Cristina aparecía en una aparente debilidad frente al PRO y a la, ya desaparecida, Coalición Cívica, escenario que llevo a la caracterización de muchas organizaciones acerca del fin de la era K.

Lejos de esto, la deficiencia de la derecha, la aun dispersa fuerza que representamos cualquiera de las variables por izquierda, sumada a una avanzada con ciertas medidas de corte popular por parte de los K (Asignación Universal, Ley de Medios, Estatización de las AFJP, Matrimonio Igualitario) llevó dar vuelta nuevamente la balanza, dejando en off side al peronismo disidente y cualquiera de sus formas, mostrando como único espacio posible para mantenerse en pie en el escenario nacional al FPV. A esto tenemos que agregarle la base de apoyo fundamental que en esos momentos representó la CGT Moyanista. Es así que a mediados del 2010 y durante todo el 2011, vivimos la primavera kirchnerista, que tras la muerte de Néstor, se transformó en mito y amplio su aceptación en un porcentaje importante de la población, en especial la juventud.

Las sombras de la primavera kirchnerista

La iniciativa que desplegó el kirchnerismo le valió el 54% de las últimas elecciones presidenciales, y la gran mayoría de las gobernaciones en todo el país. Pero mientras su fortaleza política crecía, al mismo tiempo iba mostrando el lado salvaje del “capitalismo en serio”: el asesinato de Mariano Ferreyra, el desalojo en el Parque Indoamericano, la represión a docentes santacruceños, el asesinato de los Qoom, el de Cristian Ferreyra, el encarcelamiento del Pollo Sobrero, entre una larga lista de acciones que desenmascaran el carácter “popular” que proclaman para sí mismos. Esta lista debe ampliarse: sanción de la Ley Antiterrorista y su aplicación a los compañeros de Catamarca que bloqueaban la Alumbrera, la negativa a la despenalización del aborto, el intento de hacer avanzar a las multinacionales mineras en el país, etc.

El fortalecimiento del kirchnerismo quiere decir, en verdad, el endurecimiento del “modelo”, donde la fortaleza tiene su correlato en la prepotencia de la represión y de las medidas antipopulares adoptadas desde hace algún tiempo.

Las tareas del movimiento estudiantil

Uno de los principales ejes del discurso K es la participación de la juventud en política, que parece ser una “novedad” desde la aparición del Kirchnerismo. Bien sabemos que, lejos de eso, la juventud fue siempre un sector de población que se inmiscuyó en las dinámicas políticas, participando activamente. Sería absurdo nombrar cada acontecimiento puntual, pero sin ir más lejos, desde el Cordobazo hasta los piquetes de Cutral Co podemos trazar una línea donde siempre un componente de jóvenes trabajadores, miembros de barriadas populares o sectores combativos del movimiento estudiantil caminaron al ritmo de la lucha de clases. Incluso, el hito para juventud militante en los últimos años fue, como ya se dijo, el Diciembre de 2001.

Ahora bien, si hay una organización que representa al modelo de juventud K, es sin duda La Cámpora, organización que cada vez ocupa espacios más cercanos a Cristina copando bancas de diputados y puestos gerenciales en las empresas estatales. Al mismo tiempo, busca convertirse en la pata que dé sustento al “modelo nac&pop” dentro de las universidades. Es así como en cada universidad del país La Cámpora aparece con su sucursal (sin ir más lejos en el 2011 pusieron sus pies en la UNSJB), desplegando una política con un fuerte componente mediático (a través de las redes sociales) y con una presencia testimonial en el territorio, la cual busca poder capitalizar en el frente lo hecho en el nivel nacional, mostrando carencias serias para un trabajo tanto en lo gremial como en lo académico.

No se puede negar que La Cámpora ejerce una seducción para muchos jóvenes que honestamente han confiado en el gobierno nacional, y que ven en él una materialización de postergadas aspiraciones populares. En la universidad, a nivel nacional la ecuación es, sin dudas, Kirchnerismo = Cámpora. Sin embargo, contraria a esas intenciones honestas, la realidad es que La Cámpora es una organización vertical, armada desde el kirchnerismo para disputar poder dentro del PJ y extender su hegemonía en sectores juveniles; una organización que no conoce el trabajo de bases, puesto que surge gracias al inmenso aparato y dinero del que dispone el kirchnerismo, y que tiene hoy un papel pasivo y acrítico frente a la coyuntura, defendiendo lo indefendible (caso del intento de desalojo del acampe Qom en la 9 de Julio).

Las líneas de la coyuntura enunciadas arriba ponen sobre la mesa, además, el problema de la unidad del movimiento estudiantil. En el año que pasó pudimos ver que la lucha contra las acreditaciones y la CoNEAU –caballito de batalla del gobierno actual– se vio sumamente debilitada por la dispersión y falta de articulación del movimiento estudiantil. Y es sólo un ejemplo entre tantos. Imaginemos las potencialidades que tendría una construcción nacional, que se caracterizara por la construcción desde las bases, con criterios democráticos de articulación y de decisión pero al mismo tiempo de fuerte coordinación, golpeando como un puño. La lucha por una educación superior puesta al servicio de las necesidades populares, por una universidad mucho más democrática, la solidaridad con todas las luchas de los trabajadores, hacerle frente al avance del kirchnerismo en la universidad, recuperar nuestros centros y federaciones, en fin, un sinnúmero de batallas posibles y necesarias se vería allanado. Es por esto, que insistimos en que la unidad sigue siendo una condición necesaria para la victoria.